lunes, 16 de enero de 2012

El tiempo entre costuras...y lanas

Desde luego, una de las labores más relajantes es el punto. El punto de cruz, el de ganchillo...pero sobre todo el de agujas. Razón tiene Marce, el de "Amar en tiempos revueltos", al que en la serie le encanta hacerlo (a escondidas, claro), porque ni en los años 50 ni en el 2012 parece estar muy bien visto el que un hombre se dedique a estas labores. Bueno, no está bien visto por los propios hombres, porque que yo sepa, quitando a nuestras abuelas y no todas, a la mayoría de las mujeres no nos importaría ver a nuestras parejas, hijos, amigos y demás dedicados a esta delicada tarea en sus ratos libres. Estoy segura de que más de uno lo encontraría de lo más estimulante, del mismo modo qu cada vez a más mujeres les gusta el fútbol.
Hacía años que no disfrutaba de la sensación de la lana entre los dedos. A ver, es que no es lo mismo tocar un jersey que llevas puesto al contacto contínuo de la prenda que va creciendo entre tus manos. La verdad es que lo recomiendo, y parece que se vuelve a poner de moda (supongo que por esto de la crisis) aunque con el precio que tienen las lanas, no sé yo, porque eso sí, si vas a tejer hazlo con lana de calidad, que luego se nota la diferencia. 


Bueno, pues el caso es que empecé a retomar el punto y de paso el ganchillo, porque los bordes de los vestiditos y el chaleco gris que os enseño están tejidos a croché, que para mí le dan un toque más salado a la prenda porque los bajos quedan más ondulados y simpáticos. El vestido verde es de una serie que estoy haciendo para primavera. Tiene un rollito charleston y me encanta con unos leotardos de color naranja y un gorrito o boina del mismo color. A lo mejor me decido a hacerlo y os lo enseño con modelo incluida. (La hija de una amiga, que es una monada). Pero eso...será otro día. Besitos y buenas nochesssss


domingo, 15 de enero de 2012

El mundo en una botella


A veces el crear comienza como una necesidad. ¿Quién no ha sentido ganas de comer algo sin saber bien qué? Dulce, salado....dulce...no, salado. Bueno, algo así. Yo llevaba tiempo rebuscando en la despensa de la imaginación queriendo encontrar algo, así que cuando un día llegó una amiga y me dijo que iba a poner un puesto en un mercadillo de arte y trocherías con los chalequitos de bebé que hacía su madre dije: -Ah, pues yo también.-. 
La verdad es que aparte de las manualidades del colegio no sabía nada de artesanía, pero como la idea de hacer cosas bellas (soy hedonista, ya sé) me encantaba, empecé a curiosear por youtube todos los tutoriales habidos y por haber sobre cualquier cosa que llamara mi atención: pintura sobre vidrio, decoupage, punto, restauración de muebles.... Era para volverse loca porque me gustaba todo, y claro, empecé a cargarme de materiales de todo tipo 
comprados en los sitios más variopintos: Tiendas de chinos, mercadillos, tiendas de manualidades, mercerías... y la casa se empezó a...llenar de cajas que no sabía dónde meter.
Además, me pasaba el día observando todo y viendo una posible obra de arte en una botella de agua,  una caja o
una servilleta decorada que hubiera en cualquier restaurante; porque otra cosa no sé, pero enganchar engancha lo que no está en los escritos. En fin..., decidí que tenía que ir por partes, así que empecé con el vidrio. No era lo más fácil pero sí lo que más llamaba mi atención, por eso cuando encontré estas botellitas tan monas que veis en la foto no me lo pensé (las botellas eran lisas y transparentes, claro), pero me las imaginé tal y como las veis y me puse manos a la obra. Estas pertenecen a una serie que he creado con motivos Betty Boop  y la de arriba a la serie “Romantic”. También he decorado botellitas con motivos de hadas y duendes y otras de otros estilos que iré colgando poco a poco, pero claro eso será otro día.
Buenas nochesssss